Un estudio genético reciente revela nueva información sobre el pasado genético y la ascendencia de los pueblos originarios del Continente Americano, rutas migratorias antes desconocidas y refuerza la teoría de que el continente estuvo poblado por diferentes pueblos de diferentes rutas.
La investigación, liderada por científicos de Estados Unidos y Brasil, fue publicada en la revista científica Proceedings of the Royal Society B, a principios de noviembre de 2022, y su objetivo era analizar genomas antiguos de América, el último continente poblado por humanos.
Un estudio genético reciente revela nueva información sobre el pasado genético y la ascendencia de los pueblos originarios de las Américas, rutas migratorias antes desconocidas y refuerza la teoría de que el continente estuvo poblado por diferentes pueblos de diferentes rutas.
Inmigración a través del Estrecho de Bering
La explicación del poblamiento de América más aceptada por la comunidad científica es la teoría de Bering. Según esa teoría, el hombre moderno habría llegado a América hace aproximadamente 50.000 años, durante la edad de hielo. La ruta migratoria se realizó a través del Estrecho de Bering, formación geológica que separa Siberia, en el extremo este de Asia, de Alaska, en el extremo oeste de América, por 85 km de mar.
Debido a la disminución del nivel del mar y la congelación del Estrecho de Bering, se formó un puente natural que conectaba los dos continentes, a través del cual habrían cruzado tribus de nómadas asiáticos. Esto puede explicar algunas similitudes genéticas entre los pueblos asiáticos y los nativos americanos.
A partir de la llegada de estos pueblos al Estrecho de Bering y Alaska, con el tiempo, los hombres emigraron hacia las regiones más australes del continente americano, entre ellas Brasil, Uruguay, Argentina y Chile.
Esta ruta trazada, de norte a sur, puede ser comprobada por varios estudios que logran mapear la migración de los pueblos originarios desde la genética y la arqueología.
Migración de Sur a Norte: de Uruguay a Panamá
Si bien los estudios indican que la ocupación del continente americano se dio principalmente en dirección norte-sur, especialmente a lo largo de la costa del Pacífico, la nueva investigación revela una ruta migratoria en sentido contrario.
Para llegar a esta conclusión, los científicos analizaron el ADN presente en dientes humanos encontrados en sitios arqueológicos tanto en Uruguay como en el noreste de Brasil. Posteriormente, los genomas de estas regiones se compararon con otras áreas diferentes del continente, como el sureste de Brasil, Panamá y Estados Unidos.
El estudio confirmó la migración desde el norte, principalmente a lo largo de la costa del Pacífico, fortaleciendo la teoría de Bering. Sin embargo, los científicos han confirmado, por primera vez, la existencia de una ruta de sur a norte, esta vez más cerca de la costa atlántica.
Datada hace aproximadamente 1500 años, esta migración se realizó a lo largo de un trayecto de más de 5200 kilómetros, partiendo desde la región de Uruguay hasta Panamá.
“Encontramos una similitud muy grande entre los genomas de Uruguay, sureste de Brasil, noreste de Brasil y Panamá. Todos comparten material genético”, explica André Luiz Campelo dos Santos, arqueólogo brasileño y autor principal del estudio, en una entrevista.
El arqueólogo también afirma que estos pueblos eran muy similares a los pueblos indígenas actuales, y que a pesar de los cambios que se produjeron por el contacto con los colonizadores europeos, estas etnias aún tienen muchas características comunes, no solo en la genética, sino también en la cultura.
Rasgos genéticos de Neandertales y Denisovanos
Otro hallazgo del estudio fue la presencia de genes neandertales y denisovanos en poblaciones originarias de las Américas. Estos grupos son homínidos ya extintos que convivieron con el homo sapiens, la especie a la que pertenecemos.
Los neandertales surgieron en Europa y vivieron en esa región y también en el oeste de Asia, y estaban acostumbrados a temperaturas más frías. Los denisovanos eran más versátiles y se expandieron desde Siberia y el este de Asia hasta Oceanía.
“En Indonesia, Papua Nueva Guinea, Australia y Polinesia, es posible encontrar rastros genómicos de denisovanos”, dice el arqueólogo brasileño.
La hibridación entre especies hizo que parte de la genética de estos homínidos siguiera existiendo en los humanos de hoy, incluidos los pueblos indígenas americanos.
La investigación dirigida por Campelo dos Santos encontró una mayor presencia de ADN neandertal que de denisovanos. Sin embargo, solo en muestras de Uruguay y Panamá hay una mayor composición de genes denisovanos, lo que ha intrigado a los científicos y debería inspirar más estudios.
Teoría de la inmigración Malayo-Polinesia
Además de todo esto, los científicos también han encontrado componentes genéticos de Australasia. Estudios anteriores ya habían encontrado un componente genético de Oceanía en poblaciones del sureste de Brasil y entre el pueblo Suruí en el Amazonas, pero la novedad del estudio actual fue encontrarlo también en Panamá.
“Esto significa una mayor señal de afinidad genética con individuos modernos de Oceanía, incluidos Australia y Papúa Nueva Guinea, que con otras poblaciones no estadounidenses”, dice el antropólogo John Lindo, uno de los autores del estudio junto con el brasileño André dos Santos.
Los científicos aún no saben cómo este rasgo de Australasia llegó a las Américas, pero podría indicar otra ruta de inmigración, sugerida por la teoría malayo-polinesia.
Según esta teoría, las poblaciones de Oceanía habrían emigrado a América del Sur a través del Océano Pacífico, utilizando canoas primitivas y deteniéndose de isla en isla.
“Quizás en el pasado el nivel del mar era más bajo y había más islas, por lo que era más fácil migrar de isla en isla. Pero esto es solo una conjetura, una hipótesis, no tenemos indicios en este momento de que esto sea correcto”, explica el arqueólogo Campelo dos Santos.
Algo que fortalece la hipótesis de una inmigración diferente a la que se produjo por el Estrecho de Bering es que este componente genético de Oceanía no se encontró en poblaciones norteamericanas, sino únicamente en Sudamérica y Panamá. La mayor presencia de ADN denisovano señalada por la investigación también puede reforzar esta teoría.
Avances en el mapeo genético de las Américas
Según el antropólogo John Lindo, solo se han secuenciado completamente una docena de genomas antiguos de América del Sur, y ese número es mucho menor que los cientos de genomas de Europa ya analizados. Así que todavía hay mucho por descubrir.
Y Genera también ha hecho su parte, empezando por el mapeo genético de las poblaciones latinoamericanas. Recientemente, una actualización del algoritmo que calcula la ascendencia en la plataforma de resultados permitió la inclusión de pueblos nativos específicos, lo que conduce, por ejemplo, a una mejor comprensión de las migraciones históricas.
Además, el equipo de Investigación y Desarrollo de Genera está en un proceso constante de mejora de los resultados y también de la base de datos genética.