Una discusión muy importante en la comunidad científica es entender cómo se forma la inteligencia humana. Al fin y al cabo, nuestra capacidad intelectual y su constante evolución es lo que nos diferencia del resto de seres vivos de nuestro planeta. Por ello, en base a varios estudios, algunos estudiosos estiman que una parte relevante de nuestra inteligencia se hereda de la madre.
La información de que la inteligencia se hereda de la madre se basa en algunos estudios científicos que analizan la interferencia del cromosoma X en el desarrollo cognitivo. ¡Pero tranquilo! Ven y déjanos explicarte mejor esta información.
¿Qué es la inteligencia?
Antes de entender su relación con la genética y, más concretamente, con el cromosoma X, es importante entender qué es la inteligencia.
No existe un consenso exacto ni una definición totalmente precisa de lo que es la inteligencia, ya que su concepto varía y evoluciona con la sociedad, e incluso está relacionado con el campo filosófico. Sin embargo, la ciencia, que lleva mucho tiempo tratando de comprender la inteligencia, nos ayuda a comprenderla a partir de la relación entre los mecanismos biológicos del cuerpo humano y el comportamiento de las personas.
Según los diccionarios, la inteligencia es la capacidad que tiene una persona para pensar, comprender, razonar e interpretar. Es el conjunto de funciones mentales que facilitan la percepción y comprensión de las cosas y los hechos.
Para el campo de la Psicología, la ciencia que estudia la mente humana, la inteligencia se puede definir como la capacidad de extraer información, aprender de las experiencias, resolver problemas de forma adecuada, adaptarse al entorno y comprender y utilizar el pensamiento y la razón de forma coherente.
Además, debido a que involucra diferentes habilidades y aptitudes, algunos estudiosos argumentan que existen diferentes “tipos de inteligencia”, y que una persona puede ser mejor en una y no tan bien en otra.
¿La inteligencia nace con nosotros o se desarrolla con el tiempo?
La inteligencia está asociada con diversas funciones cognitivas y cerebrales, que están presentes desde el nacimiento. Por lo tanto, todas las personas son inteligentes, pero la inteligencia funciona de manera diferente para cada persona.
Sin embargo, estas funciones cognitivas, que en conjunto llamamos inteligencia, pueden verse influenciadas y estimuladas por diversos factores biológicos y conductuales, como la alimentación saludable, la hidratación, la actividad física, el sueño reparador, los estímulos mentales, la meditación, la lectura, las actividades creativas, la socialización. entre otros. Además, claro, de de factores genéticos, heredado de los padres.
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Así, podemos decir que la inteligencia está relacionada con el rendimiento cognitivo, el cual, a su vez, es un mecanismo multifactorial, es decir, está relacionado con una serie de factores genéticos y ambientales.
La inteligencia, por tanto, además de formar parte de las personas desde el nacimiento, puede estimularse y desarrollarse con el tiempo, por ejemplo con los hábitos mencionados anteriormente.
Además de las actividades mentales, que estimulan la creatividad y el pensamiento, los hábitos saludables como la actividad física, la hidratación y la buena alimentación también hacen que el cerebro sea más saludable y propenso al aprendizaje.
¿Qué es el cromosoma X y de dónde proviene?
Los seres humanos tienen 23 pares de cromosomas en prácticamente todas las células. Es en los cromosomas donde está contenida la mayor parte de nuestro ADN, es decir, nuestra genética.
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Cada uno de estos pares está formado por un cromosoma recibido de nuestro padre y otro de nuestra madre. Y así podemos decir que heredamos la mitad de las características genéticas de cada uno de nuestros padres biológicos.
Entre estos pares, uno de ellos está formado por los cromosomas sexuales, que se conocen como cromosomas X e Y. Su combinación determina el sexo biológico de una persona. Por lo general, las personas que nacen mujeres son XX, mientras que las que nacen hombres son XY.
La madre transmite un cromosoma X a sus hijos, mientras que el padre transmite el Y u otro cromosoma X. Por tanto, todas las personas tienen un cromosoma X recibido de su madre y, en el caso de las personas nacidas con sexo biológico femenino, uno recibido de su madre. su padre, quien a su vez lo recibió de su propia madre, según el siguiente esquema ilustrativo:
¿La inteligencia se hereda de la madre?
Como mencionamos anteriormente, la inteligencia puede estimularse y desarrollarse a partir de diferentes hábitos y comportamientos, pero también de factores genéticos, que se heredan de los padres biológicos.
Estudios en el área reconocen que existe una relación entre los genes presentes en el cromosoma X y el desarrollo del cerebro, y una parte importante de las funciones cognitivas está relacionada con la información genética presente en este cromosoma.
Como las personas con sexo biológico femenino tienen dos cromosomas X, siempre transmitirán a su descendencia uno de estos cromosomas y, en consecuencia, información genética asociada a la inteligencia. Esto reforzó la idea de que la inteligencia es transmitida genéticamente por la madre, aunque esta información no es del todo cierta.
Después de todo, el cromosoma X también se puede transmitir del padre, y también hay una serie de otros factores genéticos y ambientales involucrados en el desarrollo de la inteligencia.
Inteligencia y genética
Las características cognitivas que se heredan genéticamente no solo están presentes en el cromosoma X. Hay varios otros genes presentes en otros cromosomas que interfieren con las características asociadas con la inteligencia.
Como ejemplo, tenemos variantes presentes en un gen en el cromosoma 2 que se han asociado con la habilidad matemática. Este rasgo se puede encontrar en el panel Genera You de las pruebas de ascendencia, salud y bienestar de Genera.
Varios genes que producen proteínas funcionales están asociados con diversas funciones neuronales, como la sinapsis y el metabolismo energético. Mientras que otros se relacionan con la formación estructural de diferentes partes del cerebro. Además, como cada parte del cerebro está relacionada con un tipo de inteligencia, los genes responsables de estas áreas pueden influir en estas diferentes funciones cognitivas.
Otro ejemplo que se encuentra en el panel de resultados de Genera es el gen guerrero/preocupado. Presente en el cromosoma 22, es responsable de regular los niveles de dopamina en el cerebro. Las variaciones en este gen influyen en la predisposición a soportar y manejar mejor situaciones estresantes (guerrero) o la predisposición a desempeñarse mejor en tareas que requieren atención y memorización en situaciones normales (preocupado).
Ambas características se relacionan con un tipo de inteligencia, que también se puede entrenar independientemente de la predisposición genética. Por tanto, podemos decir que no existe un “gen de la inteligencia”, sino varios factores genéticos y ambientales que influyen en la forma en que cada individuo expresa la inteligencia.
Efecto Flynn: la inteligencia aumenta con cada generación
Según el investigador estadounidense James Flynn, de la Universidad de Otago, en Nueva Zelanda, los genes pueden influir en gran parte de nuestra inteligencia. Esta hipótesis se planteó después de estudios de Intelligence Quotient, la famosa prueba de coeficiente intelectual, con gemelos criados por diferentes familias, con diferentes oportunidades de educación y experiencias de vida.
Sin embargo, el científico afirma que la influencia ambiental es sumamente importante para el desarrollo y expresión de la inteligencia, especialmente durante los primeros 20 años de vida, cuando la personalidad y el aprendizaje están en proceso de construcción.
Para el científico, la genética puede influir en la expresión de la inteligencia hasta en un 80% en la vida adulta, pero en la infancia, los genes son responsables de solo el 20% del coeficiente intelectual. En este grupo de edad es más importante la intervención de los padres, ya que son ellos quienes hablan con sus hijos, les leen y entrenan su habilidad para contar.
Flynn también argumenta que el acceso a la educación, alimentos nutritivos, actividades culturales y de ocio, salud y bienestar, entre otros factores, mejoran la inteligencia de un individuo.
Analizando estos factores de manera global, la investigadora concluyó que la inteligencia de las personas ha aumentado con cada generación, principalmente debido a cambios socioculturales, mejora en la calidad y metodologías de enseñanza, mayor acceso a la educación, salud y cultura, mejora en la calidad de la salud pública y acceso a más alimentos nutritivos y ambientes más estimulantes, reafirmando la importancia de los factores ambientales en el desarrollo intelectual.
Esta teoría sobre la progresión de la inteligencia en la sociedad se denominó Efecto Flynn, en honor al científico.
Importancia de los padres en el desarrollo intelectual de los hijos
Como se mencionó anteriormente, además de los factores genéticos, los factores ambientales son esenciales para el desarrollo de la inteligencia. Entre ellos, el componente afectivo con los padres durante la infancia es uno de los más importantes.
Esto es relevante porque, durante la niñez y la adolescencia, los niños están en proceso de formación de su personalidad y aprendizaje. El período es fundamental para el buen desarrollo intelectual y social del individuo. Mucho de lo que aprende y llevará consigo por el resto de su vida proviene de la influencia de los padres, como comportamientos y preferencias.
Debido a que están más relacionados emocionalmente con sus madres desde la primera infancia, los niños terminan compartiendo y absorbiendo muchas de sus características intelectuales. Y este es otro factor que contribuye a la hipótesis de que la inteligencia la hereda la madre.
Sin embargo, tanto la madre como el padre, u otra persona que cumpla estas funciones, juegan un papel fundamental en la formación intelectual del niño, en el proceso de aprendizaje y en la mejora de las habilidades de sus hijos. Por ello, deben estar presentes en la vida del niño, estimulando la confianza, el aprendizaje y el desarrollo social y emocional.
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